“Perdonad, y seréis perdonados.”
Es difícil de imaginar cualquier otra cosa en la vida cristiana que sea más importante que el perdón. El perdón de Dios hacia nosotros y nuestro perdón a los demás es la esencia misma del cristianismo.
La parábola del siervo que no quiso perdonar ilustra la asombrosa generosidad de Dios cuando nos perdona y Su respuesta cuando rehusamos perdonar a los demás.
La falta de perdón conlleva un alto precio, ya que que el perdón trae beneficios maravillosos a nuestra salud física, emocional y espiritual. Podemos liberar nuestro corazón de la amargura cuando voluntariamente elegimos perdonar.
El perdonar es poner en libertad a un prisionero y descubrir que el prisionero eras tú!
Descubre la libertad que se encuentra en el perdón!